En 1895, el municipio disponía de agua corriente y de un lavadero público alimentado por el desbordamiento del embalse. Construido bajo el ayuntamiento, el lavadero consta de tres pilas con losas inclinadas de piedra caliza que sirven de bancos para lavar. El tejado descansa sobre una serie de postes de roble. Además de ser un lugar de trabajo para las mujeres, el lavadero era también un lugar de tertulia, charla e intercambio de ideas. La estructura del tejado de álamo aún conserva algunos de sus mensajes originales. El camino empedrado fue rehecho por la asociación Citrus en 2007. Ahora hay dos mesas de piedra disponibles para hacer picnic a la sombra de los árboles junto al lavadero.